jueves, febrero 09, 2006

Un cuento para Mariana.

Una vez soñé que me perseguían para colgarme. Cuando me atraparon y me llevaron a la horca, enormes flores rojas, ensanchadas, comenzaron a florecer. De botones se abrieron como se abren las bocas y de ellas brotó sangre. Alguien me avisó que para volar tengo que abrir mis alas y yo caí.
En algún otro lugar, alguien despertó de algún sueño y por inercia gritó, ¡Maten al lobo!.
¿Porqué matar a un lobo que ni siquiera se conoce?
No lo sé. Hablo de sueños, pero estos mucho tienen que ver con las enseñanzas. ¿Para que soñaríamos si esto no tuviera un efecto en nosotros? Y sueñan los perros y los gatos y ningún sueño es mejor que otro. Pero me alejo de lo que intento decir.
Me quedé dormida en el transporte público, tuve un buen sueño y no me di cuenta en que momento había que bajarse. Ah, cuando logré tener conciencia ya estaba yo comprando los boletos para el metro. Todo el día un cansancio terrible me acompañó, no se me despegaba, comienzo a creer que vino a sustituir algo dentro de mi.
Escribí algo sobre árboles y mujeres dormidas en el pasto. Algo natural que vi hoy. Escribí también algo sobre la ciudad y la mirada perdida de las personas.
Afuera, mis pájaros tienen frío.
Y hay un deber también, el deber de ser quien tengo que ser. Porque es aquello que está bien, aunque muchos piensen que no es lo correcto. Porque una promesa es más grande que yo, que ellos, que Dios mismo, porque fue hecha ante él y ni siquiera él podría intervenir. El deber de una promesa... La renunciación ante ti mismo no puede ser comprendida por el egoísmo.
Es un acto de fé.

*

"Debajo de los árboles hay algo que no adivino. Los veo y trato de imaginar las raices bajo la tierra. Esa tierra: un montoncito que se forma y de él surge, desafiando todo, el árbol. Cada parte se hace fuerte ante mis ojos, pero incomprensible; es armónica, pero hay algo que me inquieta.
Sobre el pasto, bajo uno de esos hermosos monstruos, duerme una mujer. Tampoco logro adivinarla. Su rostro se me escapa y podría ser cualquier mujer, incluso mi madre. Luce tan tranquila, mientras alrededor todo es movimiento: menos ella, menos los árboles. Aunque también se muevan y tengan un cierto ritmo, son armónicos.
Es esa armonía que se esconde y que el universo nos prepara."

*

"Encuentro que las personas, en esta ciudad, miran como si estuvieran perdidas. Misma yo, me he descubierto mirando a quien esté a mi lado en el vagón del metro, como si estuviera perdida. ¿Cómo decirlo de otra forma? Digo de perdidos, porque así como miran, así miran cuando se pierden; el hombre rudo tiene mirada fuerte como de algún animal grande enjaulado. Las señoras pequeñas y delgadas, miran con mirada de pajarillos tristes sin rumbo. ¿No es entonces una mirada de gente perdida? ¿Es que no sabemos a donde van nuestras almas? No me asombro, sin embargo, me perturba: esta ciudad te arrebata el sentido de orientación, no en el camino conocido o desconocido, si no, en el del alma. ¿Cómo combatir a un monstruo fragmentado en millones que le forman y a la vez, le alimentan?"

*

Estoy cansada, quiero dormir y soñar con un cuento del país de Rutabaga o emocionarme con la persecusión de aquellos personajes ingleses... o tal vez soñar, solo soñar, con el brillo de unos ojos tintineantes como cascabeles y alegres al oído, con su sonido, con su luz, con su dichoso encanto de descender por mi piel como un viento frio. Ojos, ojitos...

buenas noches.

2 dichos:

caquita dijo...

hola nena, no te he visto en un rato, solo venia a saludar.

buenas noches pues.

Mariana Orantes dijo...

he tenido días muy agitados, lo siento. Como sea, les mando un abrazote y un besote. Los extraño(extrañaba?, extrañaré?? =S)
Y los quiero mucho.

 

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