miércoles, mayo 23, 2007

Tres rosas amarillas

(1)

No he escrito nada por aquí por que he tenido flojera. No he pasado lo de Graham Greene, ni lo haré, queridos lectores, les pido de antemano una disculpa pero creo que de todas formas a nadie le importa. Cierto, eh? a quien le importa eh? puedo darme un tiro no? aventarme a las vías del metro no? y a quién le va a importar?? a quien le va a importar que no escriba en mi blog?. Pero todo eso ya no importa, todo está más allá de eso. Sí hay quién se preocupe por mi y yo me preocupo por alguien; aunque seamos solo dos pelusas que no importan... bueno yo no. Él tiene más a quién a importarle. Sigo con mis preguntas y mis ojos temblorosos... ¿él tiene más amigos que yo? si, así es. Eso nunca me había importado, pero ahora que por las noches cuando tengo pesadillas sobre películas, libros, cartas, estaciones de metro, personas que había olvidado, monos rosas pintados en las paredes de la estación salto del agua tipo "12 monkeys", fetos de gato muertos, personas no mayores de 30 años (pero no menores de 25) con barba (¿por qué? no tienen porqué tener barba?? diosss estoy volviéndome loca), torres inalcanzables, pollos que nunca me he comido... entonces despierto con un humor quebrado, todo roto y comienzo a preguntarme de mi soledad.


(2)

He estado leyendo a Raymond Carver. Ayer Terminé el libro "tres rosas amarillas" que me regaló mi bicho. Lloré con el cuento acerca de la muerte de Chéjov. Pude haber llorado con cada cuento; con "intimidad" o "el elefante", pero no me gusta llorar enfrente de mucha gente. Me impresionó mucho el libro. Primero me dio una sensación de alegría total, como cuando leo algo que me gusta mucho. Me pasó cuando leí por primera vez a Bellow, me pasó cuando leí a Chéjov, me pasó cuando leí a Bashevis, a Roth, a Dickens, a Hölderlin, a Puschkin, a Sandburg... una alegría total. Ya después, en reflexión, me dan ganas de llorar. El tercer síntoma de que un libro me ha impactado cambia de libro en libro. Con Hölderlin sentía la necesidad de apreciar la verdad, la belleza. Sandburg me hizo muy feliz, por días llevé sonrisas y aún cuando me acuerdo, sonrío. Sandburg, un pequeño libro de cuentos para niños, Malinalco, él leyéndome cuentos y yo... con una paz extraña, muy extraña. Los tonos del paisaje están tan grabados en mi memoria que podría recitarlos. Fuí feliz, Sandburg, fui feliz. Cuando leí a Roth, (When she was good) tenía ganas de golpear a alguien, estaba indignada y muy triste, pero apagada, no sé como explicarlo.
Ahora que leo a Carver, me sucede algo parecido a lo me pasó cuando leí "pequeño y bueno". Un impacto, días de pensar y pensar en lo mismo, en las mismas líneas, en las mismas imágenes. Darle vueltas a la trama, ver que más se esconde mientras uno recava información pegada en la memoria. Algo así.

Cuando leo a Chéjov, siento que quiero ser una mejor persona. Y eso es lo más hermoso que he sentido.

Todo el día estuve pensando en Carver, en los cuentos. Casi me caía a llorar mientras iba caminando y el sol se veía entre las callejas feas del mercado, con toda la gente cruzándose y la mugre mojada por la mañana.


(3)

Estoy triste y no tengo porqué, lo cual es estúpido. Sin embargo tengo el presentimiento de que hay algo que está mal, realmente mal y tengo mucho miedo.


6 dichos:

Isaac Bruce dijo...

Vientosssss.... por fin escribiste, muy bien. Depués comentaré más. tengo un poco de prisa, pero tengo algo que decirte...ja

Raúl Aníbal Sánchez dijo...

Me gustò mucho lo que escribiste sobre los libros, asì me seiento yo tambien cuando termino de leer algo. Con la ùnica difetrencia que luego me dan ganas de eswcribir y de contarle a todo el mundo. A veces siento que tengo algo importante que decir y resulta que no es cierto, pero esa es otra historia.


P.D:
Tranquilizate bicho, aqui estoy, todo està bien. No pasa nada malo.

Te quiero mucho bicho, ya me voy a dormir, eso me pasa por conectarme tan tarde.

Un beso. :*!

carlos dijo...

...además de que esa pintura es terriblemente buena. de quién es?

°venganza dijo...

hCreo que siempre hay motivos para estar triste, como Santa Cloz, las guerras, la pobreza, la coca-cola, la explotación sexual... y cosas malas, también.

Lo verdaderamente extraño, entonces, es, no que nos volvamos locos, sino el hecho de que aún no lo estemos del todo. Aun que no lo sé, a veces pienso que los manicomios funcionan como puntos de apuntalamiento para la cordura, como un referente para hacernos creer que no estamos locos.. Bueno no sé.

Lo que sí sé es que si morimos, hoy, mañana o muy mañana, quizás ayer, el sol se seguirá viendo entre las callejas del mercado, con toda la gente cruzándose y la mugre mojada por la mañana... igual, y sólo para muy pocas personas ello habrá cambiado.

Pero bueno, aún se puede reír, llorar...

con una flor amarilla medio marchita en la mano.

Que esté bien.

Mariana Orantes dijo...

Isaac: Espero con impaciencia tu comment. En serio, me muero de ganas por saber que íbas a decir; aunque dicen que la cuirosad mató al gato. miau! ^^ saludos.

Amilcar (bichito bichín): A mi también me dan ganas de contarle a todo el mundo, solo que no sé como o se me olvida... ("yo iba a decir algo, yo tenía esta pluma en la mano" no es hermosa esta frase??)

** gracias por estar conmigo.
beso :*!

Charles: Pues es de un tipo que se llama.. ahm... buscando... Garmash. La verdad no he visto más de sus pinturas. Saludos, jovenazo.

Venganza: ¿sabes? tu comment por un momento me deprimió pero bueno... no todo puede tan mal... :S

Yo espero un cambio en el mundo. Creo que sucederá si las personas dejan de ser tan... tan... bueno, tu sabes. Hoy no tengo mis pensamientos en orden, pero quiero ser optimista.

Y si no es posible, aún quedan cosas cercanas que son hermosas.

La mugre está ahí, en las mismas calles y todas las personas que pasan son una misma... lo mejor es, que eso que dije, es una gran mentira. Todo cambia y todos son importantes en alguna medida que tal vez no nos corresponde saber.

las flores marchitas son necesarias.

Saludos.

Saludos a todos!!

°venganza dijo...

Sí... también quiero ser optimista.

Justo hoy pensaba en eso, antes de llegar aquí, al salir del trabajo, caminando, esperando el camión y estando en el camión. Pensaba lo mucho que he cambiado los últimos años, como he dejado casi de ser ese autista y en ello, en uno de esos momentos que uno se percata de algo, había que mirar alrededor, estar ahí. Ellos son mi esperanza aún, la gente, darme cuenta de la gente que estaba ahí a un lado, casi todos con aspecto fatigado, de la jornada de trabajo o de la escuela o de andar por el mundo viviendo, sudando, de cómo en sus caras estarían los recuerdos de alguien, a menos alguien al que han afectado con su existencia, sus miedos y las cosas que los hacían felices, reír, infinidad de cosas, todas tan diferentes, cada una suya y de nadie más. No sé, estaba ahí, y la vida en su más esplendorosa crudeza sin más, simple y llanamente la vida, sin más, real, sin holywood ni TV, sin explosiones ni asesinatos, la vida en su forma laxa, un poco fofa y constante como el latir del corazón sin sobre salto, pero tan fuerte, tremendamente fuerte. Y toda la gente, a un lado mío, yo como ellos, toda la gente en la que aún confío, de alguna u otra forma... de que algunos de ellos no se dejaran arrastrar, seguir como el tropismo silencioso; de que algunos de ellos apostarán por cambiar las cosas... Incluso habría abrazado a alguno, pero nunca he sido tan impulsivo...

Bueno, también quiero ser optimista. Aunque creo que no se me da muy bien... recuerdo el día que escribí mi ensayo más esperanzador acerca de mi idea más esperanzadora sobre la historia del arte... y la maestra dijo que la había sorprendido, que era muy interesante, pero que, incluso, le daba miedo la total desesperanza en la que me encontraba... siempre me pregunté si no había ella leído otro ensayo; tal vez una alter ego, desde su creación.

Lamento en verdad haberla deprimido, supongo fue sólo un poco...

Sí... Las flores marchitas son necesarias... aún, hacen falte...

Bien por su optimismo...

Saludos!

 

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