lunes, junio 13, 2011

Sólo para amenizar


1.- Me conseguí varias libretas, porque la última Pascualina ya se me terminó. Una libreta gorda y bonita, la compré en los saldos de enero (tenía un defecto de fábrica y la vendían a 10 pesos!) para usarla en mis clases, el caso es que me gustó tanto que la usé para todo. En abril, don Bicho me regaló una libreta que le habían regalado hace algunos años pero que nunca usó, así que la destiné sólo para escritos y la tengo llena a la mitad. Decidí llamar a todas mis libretas Pascualinas, en honor a la primera libreta del año. Así que bueno, ahorita tengo tres Pascualinas nuevas: una pequeña, para anotar lo del diario. Una un poquito más grande, hermosa, de papel reciclado que me regaló don Bicho. Es de pasta dura y tiene gatos muy bonitos. Ésta la destino para mis escritos y ejercicios poéticos. La tercera es más grande y la usaré para las notas de la novela, prosa, ideas para ensayos, ideas personales y cosas por el estilo. Aquí dejo una foto de la segunda Pascualina, con mi Laptop (happy) caramelo y mis dos gatotos (si, mi laptop es morada XD:


2.- Yo espero que la editorial G siempre esté allí. Es uno de mis lugares favoritos. Los cuentos largos y con cola que allí se relatan; los chistes, los proyectos, los regaños, los consejos, son de por si algo que recordar.




3.- "Las cosas pequeñas, son hermosas" tenía un baúl pequeño que decía eso. Guardar los restos, todo es pequeño, todo es hermoso. Helado de vainilla de un país caluroso ¿porqué no? si en verano se puede disfrutar, como la cerveza, como un té helado y unas manos frías. Yo tenía un baúl pequeño con letras plateadas, decía "las cosas pequeñas son hermosas". Tú tenías los ojos pequeños, los pies pequeños y una cama pequeña en medio de la habitación con un techo enorme. La soledad es un gris inmenso, pero tus manos en mis manos son pequeñas y todo lo pequeño es hermoso. Rompí la ventana y los cristales eran pequeños, se me clavaron bajo las uñas, en los talones. El serpear del viento era pequeño, y el cielo, diminuto. Las estrellas parecían de hilo, bordadas como los cuadritos en punto de cruz. Mi abuela tenía que ponerse los lentes de aumento para ver las puntadas y acertar con sus dedos guardados por dedales. En la noche los ladridos de los perros también eran pequeños y alargados por la distancia. El mar es lo más pequeño, pero parece lo más grande.

Cada libro es pequeño, como cada letra y cada nombre: "Ada" "Raúl" "Papá".

Los muertos pequeños y su risa infinita, también son hermosos. Los recordamos con raíces y hormigas como nudos en la garganta. Y atrás de ellos, sembrando semillas de violeta, camina la muerte agigantada." --- Mar (y Ana) de los que rezan




 

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