miércoles, junio 06, 2007

La crueldad no viene de lejos.

Cuando entré a la universidad conocí a unas cuantas personas. Hace dos años de eso. Yo era un tanto diferente, como todos. En principio tenía yo tres amigos: Claudia, "la cubana" (no recuerdo su nombre) y Joel. Salíamos a tomar café y hablar de nuestros gustos y recuerdos para "conocernos" mejor. Todos eramos un poco arrogantes y un poco asustadizos. Criticábamos a espaldas de los otros cuando alguien no estaba. Seguramente también hablaron mal de mi, por eso no me remuerde la conciencia. Claudia era una chica tímida, bonita, sencilla. Se la pasaba diciendo "no sé" y tenía un cierto encanto, aunque aveces me aburría. La cubana era un remolino. Era fea, sinceramente. Se hacía llamar la cubana, no tengo idea porqué. Nunca le pregunté. Si es cuestión de decir la verdad, también me parecía un poco tonta. Joel era todo un caso. Feo como el mismo diablo y aburrido hasta decir ya no, piedad. Cuando salíamos todos, se me quedaba viendo fíjamente mientras yo hablaba de tonterías, de literatura y defendía mis ideas con toda pasión. Ahora que lo pienso, yo debí ser la más ridícula del grupo. Entonces no me importaba hacer reir. Entonces yo creía sinceramente en todo lo que decía y era muy optimista; el mundo era un buen lugar y la literatura me había dado mis tres ideales: verdad, bondad y belleza... y yo los seguía con todo entusiasmo, sin saber, sin pensar que afuera hay cosas muy jodidas.
Joel siempre quería darme la razón en todo; lo contagiaba con mi optimismo y creo que eso era bueno porque yo era sincera. Pero también era más arrogante y cruel de lo que me hubiera gustado ser y de lo que ahora soy. Ahora no puedo ser así, al menos no con esas personas inofensivas. Recuerdo que una vez fuímos a ver una exposición, al terminar le dije mis impresiones. El estuvo totalmente deacuerdo conmigo. Luego cambié de opinión y le dije que la exposición era una basura posmo. El estuvo deacuerdo. Luego dije que era buena, que me había gustado. Y de nuevo estuvo deacuerdo. Eso me irritaba mucho. Él hizo sacar mi crueldad. La crueldad no viene de lejos, está siempre presente esperando surgir. No se puede subestimar a las personas. Quien sea que esté frente a ti, es un algo cruel, esperando una oportunidad para desgarrarlo todo.
La cumbre de mi irritación hacia él llegó un día muy caluroso. Él no dejaba de hablar. Claudia y la cubana se habían ido juntas. A la primera oportunidad, empecé a decir que odiaba a la gente, empecé a poner caras, a verme de lo más molesta. Todo me parecía mal, fuí hiriente y grosera. Y él no hizo nada. Al llegar a mi casa, platiqué con un amigo y él me dio una idea terrible para hacer enojar a Joel y que nunca más me hablara. Le puse atención:
-esto es lo que harás, Gigi - dijo en un tono serio, al teléfono. Dices que usa una sudadera azul, muy fea, siempre ¿no?, dices que la usa con pantalones de vestir y zapatos de charol... pues bien, pregúntale que dónde la compró; sácale algunos datos sobre la sudadera y los zapatos. Anímalo; dile lo bien que se le va y que te interesa saber. Ya cuando lo tengas bien animado, dale las gracias y dile que querías saber porque en tu calle vive un retrasado mental que se viste exáctamente así, como él. Y que querías el dato para regalarle algo así, por caridad.
Nos reímos mucho.
Al día siguiente, le dije eso. Yo no sabía que lo iba a lastimar tanto. Las personas esconden cosas, guardan secretos y una a una le suceden cosas; cosas que las cambian.
Pero funcionó, no volví a hablar con Joel; tal vez por un poco de pena, pero creo que fue por culpa. Gracias a dios, no creo en el karma.

6 dichos:

Indio Cacama dijo...

Ah jijo ya me diste miedo.

Isaac Bruce dijo...

tssss, personita mala....

carlos dijo...

Es horrible. No sé qué gusto llega a encontrar uno en alejar a las buenas personas que te siguen fielmente y, peor aún, lastimarlas tan cabronamente. A mí me ha pasado y es una cerdez, pero ya me he jurado no hacerlo de nuevo. La verdad es que la culpa sí es una chingadera.
Lo que me sorprende es que realmente hayas hecho eso :O


Saludos y buena suerte con la carga de conciencia.

Mariana Orantes dijo...

ah... no pensé que se lo fueran a tomar en serio. Yo jamás haría eso, por dios.

Ernesto: hermano, no quería asustarte.

Isaac: no soy taaan mala :S

Carlos: yo tampoco comprendo qué gusto encuentran las personas por la crueldad. ¿Me entiendes? ese es el fin de esto. Carlos, my dear Carlos, es un relato, es ficción, yo jamás hice eso, ni lo haría. Yo creo en el karma, creo en que si hago algo mal me caerá un yunque del cielo. Bueno, no tanto así, pero no, no se trata de mi, yo jamás haría eso. Y la sorpresa es justificada porque YO no haría, (ni he hecho) eso. La chica ahí se llama Gigi o le dicen Gigi... no soy yo. Es un relato.

Saludos a todos, los quiero y no se crean los cuentos chinos que me invento. Los quiero.

Bertha Pappenheim dijo...

Con razón yo puse cara de :S "gigi?, apoco así le dicen?"


pero estuvo chido el relato, lo leí todo con mucha atención.

Mariana Orantes dijo...

Sandriux: Pues si, se me ocurrió ese nombre-apodo para la chica; claro, en el último momento... pero si, no soy yo.

Que bueno que lo leiste y que le pusiste atención, sobretodo. Gracias. Saludos Sandybella.

 

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