El maestro Ignacio Manuel Altamirano (1834 - 1893).
"Es necesario buscar la flor de la amistad sobre la tumba de un perro"
"La coquetería no excluye la virtud, así como el exterior grave y solemne no excluye el vicio".
"La fidelidad y la gratitud son dos flores raras que se encuentran difícilmente. Sólo Dios se encarga de su cultivo; los jardineros no logran generalmente producir más que una falsificación de ellas. A veces se les confunde, por lo cual es preciso conocerlas bien. En esto se lleva el peligro que con las setas, cuando no se distingue cuales son las buenas y cuales las venenosas"
"La única ternura inalterable es la que siente el perro hacia su amo. Todavía el hijo suele irritarse contra el padre; todavía el padre suele maldecir a su hijo. Sólo el perro sufre una paliza de su amo, y llora de amor por él."
"Observad a las prostitutas: hablan mal de todas las mujeres; observad a los malvados: hablan mal de todos los hombres. Es un triste consuelo para estas dos clases de gente".
"Para profesar odio a una persona, es preciso, como para amarla, tenerle estimación. A los que no se estima se les desprecia simplemente".
"¿Queréis hablar estando poseído de ira? Adoptad el acento de los grandes trágicos y no gritéis. La voz apagada es más terrible y más elegante, si esto último puede decirse".
"Asearse con esmero, no es cuestión de opinión política sino de higiene y educación".
"El antagonismo para el hombre de mérito es el combate noble; para el envidioso es la cruel tortura"
"El hígado es la víctima de la envidia. No pocas veces lo es también el corazón".
"El sueño es la aurora boreal del pensamiento".
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