viernes, marzo 20, 2009

días de 2009

Tres cosas por las que vale la pena vivir en estos días de 2009:

1.- La película El Luchador. Fui a verla y no mentiré, salí temblando de la emoción. Veré esa película mil veces, es una predicción. Lloré, me emocioné, temblé. La idea de dedicar tu vida, tu miserable vida por algo que valga la pena: todos son unos ojetes, pero tú tienes ese algo a lo que le dedicas tu vida. Puede que no seas bueno, pero vale la pena. Eres honesto.

2.- La esperanza. Escuchar la voz en un teléfono, la vida que está ahí, la emoción de compartir. Lo ves a través de una ventana, y qué hermosa vista. Mientras tanto, la ilusión de que todo puede ser mejor. Sí, mis posts están llenos de amor y esperanza. Sí, me cala, pero yo tengo fe y esperanza y mis posts seguirán estando llenos de amor y esperanza, porque ¿de qué otra manera se puede combatir a las malas personas que quieren siempre ver a uno de rodillas, siempre ver al otro en la desdicha por el simple morbo de saber que si aquél está mal uno está bien? Yo amo y soy por mi misma, esperanza.

3.- Rubén Bonifaz Nuño. Ayer lo conocí, le di la mano, me sonrojé frente a él y no pudo verme. Su mano era muy tibia pero me desconcertó verlo, la tristeza me hizo un eco en el alma. También sentí veneración, admiración, miedo. Sólo he sentido eso una vez, por allá, en el tiempo lejano leyendo: ese es el verdadero sentimiento de lo sublime. Me habló. Mis acompañantes salieron llorando; yo no lloré, sólo se me rompió el corazón y lloré con los ojos, sin lágrimas, por mucho más tiempo del que nadie se pueda imaginar. Si él puede vivir estos días de 2009, si él puede darme un poco más la mano, ayudarme, valdrá la pena este no saber qué hacer, este buscar apoyo para concretar un proyecto que he pensado por más de un año. Sí, Rubén, sí lo mereces.


Yo seguiré cantando. Tú habrás muerto.

Habré yo muerto y seguiré cantando.

Ha de sonar mi voz de vida, cuando

la muerte en celo me haya descubierto.

Como surgidas del sepulcro abierto,

mis palabras; en ellas, abrasando,

irá este amor, hoy pasajero y blando;

entonces ya, definitivo y cierto.

Y nosotros, ya entonces, ni siquiera

huesos ni polvo ni recuerdo, juntos

estaremos. Es triste nuestra vida.

Sólo mi voz hará la primavera

que quisimos; los cálices difuntos

que arderán con tu nombre y su medida.


      Rubén Bonifaz Nuño

      De otro modo lo mismo, 1979

2 dichos:

Anónimo dijo...

qué bonitou, marimar,

tener esperanza y amor puede ser ingenuo a veces, un respiro gigantesco y limpio las otras

no?

Indio Cacama dijo...

Este post es la pura vida.

 

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