sábado, diciembre 31, 2011

Yo, Juan sin Nada no más ayer (Feliz 2012)





1.- Me gustaría hacer un recuento de este año. Para mi, fue un año muy raro. Di vueltas y vueltas, como un ringišpil. Perdí algo importante y ya perdí la esperanza de que regrese. Encontré curiosidades en el camino y obtuve gratificaciones. Proyectos, amigos, peleas, encuentros. Gané el segundo boing literario convocado por Casa Talavera y la UACM, primer lugar. Publiqué en la revista Ergo y en la antología regional de Honda Nómada. Gané un quinto lugar en el premio nacional de cuento infantil del CONAFE y por supuesto, obtuve la beca del FONCA en poesía. Conocí Querétaro y Cholula. Conocí a la banda de la UACH, al comité de un solo hombre de Tijuana y a mucha gente interesante a lo largo de todo el año. Sobretodo tengo que agradecerle a Marcela su incomparable apoyo y amistad, ella tuvo fe en mi, sin conocerme, sin saber nada. En mi cumpleaños, fui muy feliz.  

Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.


Tengo, vamos a ver, mi trabajo y mis proyectos y más que nada, tengo el ánimo de trabajar, las herramientas para hacerlo y las personas para apoyarme. Tengo que puedo mejorar la revista, puedo impulsar el grupo de estudio, puedo proyectar el trabajo sobre el Bosco y puedo mejorar todas las expectativas. Tengo maestros maravillosos y amigos que me respaldan, tengo libertad para hacer lo que me gusta y un amor incondicional que, durante años de heridas y caídas, supo siempre mantenerse a mi lado, hombro con hombro. Tengo, vamos a ver, tengo que recuperé lo perdido y que ya no me interesa lo que se perdió, porque me sirvió mucho más la experiencia para crecer como ser humano, para ser yo misma, junto a los que quiero, mucho mejor, con la cabeza en alto, sin decir mentiras: eso tengo. Tengo una verdad y tengo mi verdadera cara. Porque, verás, yo tengo manos y tengo el ojo de Dios en el centro de mis acciones.


y me pregunto cómo ha podido ser.


Tengo, vamos a ver, tengo momentos difíciles que puedo superar porque ya aprendí a ser mejor, aprendí a decir lo que pienso y lo que soy. Tengo una familia a la que amo, incompleta en sus rincones, donde anida la nostalgia; pero es cálido, es simple, es un trozo de pan en la mañana. Mi padre y sus manos, como las mías, forjadas con el cariño del trabajo honesto y el esfuerzo de los años. Trabajo para ser siempre la mejor.

Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.


No puedo perdonar, porque es el mayor acto y acarrea una serie de problemas de fondo que en anteriores entradas he comentado. No puedo perdonar porque es un regalo y una promesa que mi ser débil y humano tal vez no pueda cumplir. Es cierto, tal vez me falte otro año para perdonar. Pero lo que sí puedo hacer es disculpar. Por mi parte, la disculpa es eso, levantar el peso de la culpa de quienes me han hecho daño y que fue otorgado por mi mano. Al disculpar se levanta la mano y ésta queda libre para el trabajo. El perdón requiere una restitución de corazón a manera dadivosa. La disculpa no. La disculpa no retira el agravio, pero sí se deshace de esa responsabilidad ante uno mismo. Lejanos, fuera de mi, quedan esas culpas, el aprendizaje ya lo tomé: en resumidas cuentas, de su culo un papalote. Borrón del mapa sin cuenta para abrir en mi vida. Este año, disculparé. Te disculpo de ser un mal amigo, de la traición a quien no lo merecía y las cosas que a mi me conciernen. No puedo disculparte por los demás. Te disculpo por la parte del veneno que a mi me lastimó. Así es, Iván, te disculpo, porque fuiste un pésimo amigo, un muñeco de trapo mal manejado que lastimó, tal vez sin conciencia, tal vez sin reflexión, pero sí con malas decisiones y eso es lo que determina al hombre.Y a ti también te disculpo, Alejandra, por la difamación impertinente y soberbia, el arrebatar historias que no te concernían de manera muy hipócrita y el mal juicio que tiendes a hacer sobre mi persona. Te disculpo porque ciertamente ignoras la verdad. Siempre es más fácil hacer juicios de lo que no se conoce. La mala información, el supuesto, las chaquetas mentales. Al final, todo es un espejo y no encontrarás la calma si no es al dejar ir lo que otros han vaciado en ti: rumores, rencores viejos, prejuicios. Y no lo digo sólo por este caso, sino en general. El oído se abre más ante lo que le conviene al rencor y se cierra cuando no queremos escuchar algo que contradiga el juicio injusto: en eso se basa la intolerancia. Finalmente, el odio es algo ciego, siempre es más fácil buscar el chivo expiatorio que reconocer una equivocación o dudar del propio rencor. 




Mis propósitos de año nuevo:

-volver al doctor para no morir
-volver a correr
-entregar más de treinta cuartillas por cada informe
-publicar mi libro
-avanzar en la revista Aguja, obtener el dominio y el issn
-ir a Mérida y ver el mar
-ir al lugar más feliz de la tierra... ¡Tijuana!
-leer Góngora y el Polifemo
-leer el Ulises de J. Joyce
-Cuidar más a Bicho
-Amar a cada segundo más a Bicho
-Rescatar animalitos
-ver más a mi familia
-No prestarle atención a la gente tonta
-mejorar en la escuela
-mejorar mi carácter




------------- ¡Feliz año 2012! --------------


Sin embargo, en este país, para llegar a lo que quería llegar el poema de Nicolás Guillén, nos falta todavía por ver mucha flor de la más roja, nos falta mucho trabajo y quien sabe cuando pare esta rueda de girar y aplastar. No se sació. Este año el asesinato impune alcanzó a mi familia. 



Con qué tierra vamos a enterrar a nuestros muertos cuando ya no queden más que cenizas calcinadas de nuestra propia carne.



TENGO


Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.

Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple,
tengo el gusto de ir
¡es un ejemplo!
a un banco y hablar con el administrador,
no en inglés,
no en señor,
sino decirle compañero como se dice en español.

Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar.

Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
que me agarre y me encierre en un cuartel,
ni me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del camino real.

Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
no country,
no jailáif,
no tennis y no yatch,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.

Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar
y a reír.

Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.

Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.


Nicolás Guillén


 

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