domingo, agosto 21, 2011

Día 5 y 6: perdida

Ayer fui todo el día a ver películas en la cineteca. Vi una película que se llama Rare exports, muy divertida, como leer una novela juvenil llena de fantasía donde el héroe es un niño muy inteligente. También vi El último empleado, una película alemana que al principio comenzó como excelente terror psicológico pero que por desgracia terminó como película de terror chafa. Bueno, así es la gelatina, a veces cuaja y a veces no. Después vimos en función especial la película Häxan que es un clásico de clásicos del cine mudo de 1920. Musicalizada con piano en vivo, fue muy disfrutable. Y todo fue gratis gracias a que tengo mi credencial de estudiante de creación literaria, hell yeah.
Además, en la librería que está en la cineteca descubrí que tienen unos libros excelentes y no pude, de verdad que no pude evitar la tentación de comprar un librito con poemas de Hölderlin traducidos por el gran Luis Cernuda. Es una edición de aniversario, hermosa, facsímil publicado en España. Y como ese tienen varios. Además una amplia selección de libros de Chesterton que no había visto o que son difíciles de conseguir.


Por otro lado, no me he sentido bien. El viernes no fui a clases, ayer no quería salir de la cama, hoy me siento triste. Hay algo que me duele mucho y no sé como transmitir porque es una de esas cosas que no puedes contar tan fácil. Es lo que dirían, una de esas cosas que necesitas guardar para ti misma, que no tienes que decirle a nadie porque no. Y yo quisiera, pero no.

Mejor seguimos con lo de los 30 libros y hacemos como que no dije nada, vale?:



Día 5: Uno de viajes

Depósito de maravillas I
Novedades de las Indias
Colegido por Don Juan de Alvarado,
cosmógrafo mayor de su majestad.






Este libro lo compré hace dos años en una feria del libro independiente en el zócalo. Es parte de una colección hermosísima que sacó la UAEM de la cual tengo los siguientes tomos: el que aparece arriba, Bestiario de Indias, Herbario de Indias y Relación de las gentes que pueblan el Nuevo Mundo. El caso es que los tenían en alguna editorial que no recuerdo el nombre y los vendían para sacar dinero, pues la editorial en cuestión no pertenecía a la UAEM. Ese día yo no llevaba dinero, ni quinto y debo decir que Raúl me los compró todos. Desde entonces los guardo con mucho cariño, porque además de que están muy bien hechos (el papel es muy bueno, las tintas todas corresponden con el ejemplar y su diseño, la tipografía es sobria y bien ordenada, y ni qué decir de las ilustraciones tan acertadas) me traen gratos recuerdos.
El libro en cuestión habla sobre lo que se creía que encontrarían los exploradores en el Nuevo Mundo, además de describir con detalle las cosas fantásticas que sí encontraron y que le dieron una explicación fantástica. Es decir, se cuenta de huesos de gigantes encontrados, de una raza de hombres que, de tener aquellos huesos, mediría entre los 3 y 5 metros. Por supuesto uno puede imaginar que eran huesos de dinosaurios o ve tu a saber, pero las explicaciones son deliciosas, te explota la imaginación al mil. También habla de los remedios, las curaciones de los aborígenes y las plantas medicinales. De la forma de vivir, de los extensos paisajes y la comida; los cometas, El Dorado y los bezoares. En fin que encuentras desde lo más simple, hasta lo más complejo en palabras de alguien que llega a un lugar totalmente desconocido.



Día 6: uno de un nobel

En las ondas de la TSF
de Jaroslav Seifert





Este libro es por mucho uno de los libros que más disfruto leer. La poesía de Jaroslav Seifert es fresca, sencilla, joven. Sobretodo en este poemario uno puede notar su optimismo de juventud, su intento por encontrar su forma de escritura, por definirse poéticamente. Yo estoy en la misma búsqueda, así que como compañero escogí este libro.
Hace unos meses lo leí, cuando me di cuenta de que en mi biblioteca de la esquina tenían libros muy buenos y que nunca habían sido leídos. Libros que tenían años y que su hoja de préstamo nunca había sido firmada. Decidí sacar algunos y leí Sin Destino de Imre Kértesz, En las ondas de la TSF y casi todas las obras para la clase de Shakespeare. No he podido regresar porque la escuela y el trabajo no me dejan, pero vale la pena visitar esas bibliotecas.
Como sea, recuerdo que tenía otro libro de Seifert que me regaló el presidente X, por desgracia en aquel entonces lo llevaba para todos lados y se me perdió entre los libros que nos robaron.
Por lo que tengo entendido Seifert es un autor un poco olvidado, he visto que varios han posteado poemas de él bajo el tagg de "No leído" o "autor que no se lee" y no lo sé, espero que no sea cierto porque bien vale la pena aprenderse uno o dos poemas de este señor y releer siempre que se pueda uno de sus libros.
Como dato aparte, el nombre que ahora tomo como pseudónimo (Omaki Vani) fue tomado de un poema de Seifert que viene en este libro.
Y por si se lo preguntan, TSF quiere decir Telegraphie sans fils (telegrafía sin hilos)


Algún día estaré en Praga, esa es una promesa a Seifert.

2 dichos:

Raúl Aníbal Sánchez dijo...

todo el día solita en la cineteca?

Mariana Orantes dijo...

No, amor, claro que no, fui con mi novio y nos dimos tremendos besotes porque lo amo con locura y con pasión y porque prepara un buen té. :D

 

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