domingo, septiembre 18, 2011

No hay descanso para los Superhéroes



Dejé muy abandonado el blog estos días, lo siento. La verdad es que tengo muchísimas cosas que hacer y no he tenido tiempo. Debo avanzar la novela, escribir poemas, leer varios libros, hacer las cosas del trabajo en general y etc. Quiero dibujar. En estos días siento la necesidad de tomar mis colores y dibujar algo bonito. Estoy pensando pintar algo en acrílico o en acuarela, aunque extraño a los viejos colores de madera. También, hace mucho que no utilizo ni los azabaches ni los pasteles. Me estoy oxidando en esto de la dibujada. Pero bueno, está bien, no es mi oficio, es sólo es un grato pasatiempo. Mi prioridad es escribir, aunque a veces el cerebro necesita cosas para distraerse. Algo que me gustaba mucho hacer era correr. Hace un año corría todos los días y alcancé los cinco kilómetros sin cansarme. Cuando combinaba el correr con algún otro ejercicio, durante ese periodo, me gustaba hacer multiplicaciones o ecuaciones de manera mental. Así sentía que pasaba más rápido el tiempo y mi mente se despejaba de las letras y por ahí podía yo abordar los problemas de la creación literaria. Es muy útil, sobretodo porque te ayuda a la concentración. Pero bueno, tuve que dejar de correr porque me vino una depresión enorme. Aunque es raro, empecé a correr precisamente por una depresión. Fue terrible, por entonces no comía y la imagen de M me rondaba en la cabeza y sentía que sólo al correr me perfeccionaba a mí misma, me combatía, me ponía a prueba. Después, cuando me sentí mejor y mi vida parecía establecerse en un ámbito más seguro, formé lazos amistosos muy profundos que por desgracia no fueron tan importantes para los otros como para mi. Formé mi mundo en amistades horribles y no sabía cuanto me iban a dañar. Aún ahora lo resiento. Y lo que me parece increíble es que un ladrón hipócrita tenga tanta credibilidad en este mundo espantoso. Credibilidad por parte de personas que se suponen son personas pensantes, cultas, que han leído. No es por nada, pero parece que hay gente con más sentido común hoy en día sin la necesidad de andar presumiendo su supuesta superioridad moral e intelectual. Pero así gira, gira, gira el mundo. 

La segunda depresión vino por eso. Entonces, no pude correr. Lo intenté y amaba correr, pero pasó que mientras corría, me faltaba algo. Me faltaba mi música y de ahí recordaba dónde se había quedado mi chaparrito, mi ipod nano que compré con tanto pinche esfuerzo. Y de ahí, como una madeja de hilo, todo se desenredaba. Recuerdo en especial una vez, que mientras subía hacia el bosque, empecé a trotar. La respiración, rápida. El corazón, perfecto. Los músculos, tensos. Y yo me detuve, la calle estaba sola y lloré mucho. Hice un esfuerzo por recuperarme, y seguí. Llegué al bosque, y mi rendimiento no era bueno. No podía alcanzarme a mí misma. Lloré en el bosque. Así se fueron espaciando mis visitas. Cuando llegó la temporada de lluvias ya no salí. Y correr en banda no es lo mismo.

Algo que estoy aprendiendo es que no por mucho leer se comprenden las cosas. En el camino te encuentras personas que por más cosas que leen no dejan de tener una mente cerrada y una visión del mundo muy pobre, prejuiciosa y arbitraria. Nunca cuestionan nada. Sólo dejan que todo les llegue y lo aceptan con los ojos cerrados. Hay pruebas irrefutables que no sirven más que para confundir. Pero los orgullosos se agarran de eso y ni cómo que se suelten. Ciegos, y no hay ciego más alevoso que quien sólo busca culpar ante su propio beneficio.
También están los lectores que aunque tengan buenas intenciones, su visión de mundo impera y hace una especie de torcido en las lecturas, a veces para bien, a veces para mal. Es decir, alguien sin sentido del humor, por más que lea a Cervantes no le va a encontrar el chiste. Quien no comprenda lo terrible que es la belleza, no va a entender lo doloroso que resulta, el miedo que causa, la terrible espada que lleva y que pende sobre nuestra cabeza, casi todo el tiempo. Y así de simple, hasta que no suelte sus amarras, no lo va a entender. Y soltar amarras es la cosa más difícil de hacer, porque es, finalmente lo que nos constituye y lo que dejamos que nos constituya, como algo saludable en nuestros límites. 

Es algo parecido a los errores que señala Aristóteles. En ese sentido, se puede aplicar no sólo a los creadores, sino también a los receptores/lectores. El ejemplo de Aristóteles es este: los errores técnicos en el artista corresponden a lo que ellos no han dominado o aprendido, propio de la técnica y son por lo general los más sencillos de resolver. Alguien que no sabe pintar pinta un caballo y no tiene ninguna técnica, sin embargo, puede resultar algo con alma, con duende (como diría F. G. Lorca). El otro error es atécnico. No es causado por la técnica, sino por la visión de mundo del artista, su experiencia, su propia alma. Alguien que pinta un caballo con toda la técnica del mundo, pero nunca ha visto un caballo correr, no sabrá cómo pintarlo en movimiento y probablemente se equivoque. Un autor que nunca vivió en una época determinada y escribe sobre esa época, si no ha leído lo suficiente sobre esa época, probablemente cometa errores. Por ejemplo, hace unos días vi en el Sanborns un anuncio de un libro que trataba sobre una pareja en el méxico prehispánico. Una historia de amor. A ella la van a sacrificar y él quiere impedirlo a toda costa, porque no quiere que le "hagan eso". El caso es que ¿realmente eso pasaría? cuál es el error ahí? el error es que no es cierto. Los sacrificios eran una cuestión de tanta importancia y eran todo un honor. Pero me pueden replicar, que la pérdida y no sé que tanto, pero vamos,  la concepción de muerte y separación eran tan distintos, que no podemos dejarlo de esa forma. Como sea, otro ejemplo. Supón que escribes sobre una comunidad a la que no perteneces. Una comunidad pequeña, una minoría. Si no te informas lo suficiente y no penetras en la raíz de  su condición humana, puedes caer en el error de escribir clichés y decir mentiras. Y como diría Chejov: en el arte no se puede mentir. (Espero que se entienda el sentido que le doy a la frase de Chéjov y no lo tergiversen, porque si bien el arte es una creación del hombre y para el hombre y por lo tanto lleva una ficción y una "mentira" implicita, eso no quiere decir que al espectador/receptor/lector se le pueda engañar de una forma burda. El arte no acepta mentiras y con el tiempo, todas las mentiras se revelan. 

Pero como iba diciendo, esto de Aristóteles se puede aplicar también a los lectores. Un lector que en su visión de mundo no comprenda el agrio sarcasmo de algunos autores, no podrá llevarse el libro por completo y tal vez lo juzgue de una manera injusta. 

Creo que estoy divagando mucho. Corte.

Aparte.

El martes es la presentación de la antología Somos poetas y que? que sacará la editorial (H)onda Nómada y de la cual formo parte. En esta presentación participaré leyendo algunos de mis poemas. Si pueden o quieren ir, les hago la invitación más cordial para que asistan y se tomen una chela. Además rifarán una bonita máquina de escribir que se verá muy bien en su casa. Así que ¡qué esperan! aunque no les caiga bien, aunque me odien con el alma, una bonita noche con poesía y cerveza no debe despreciarse.

¿El lugar? Café-Bar Allende Red, en la calle de Allende, entre República de Cuba y Donceles, justo frente a la cámara de Diputos y junto al bar con enorme tradición en la cofradía de la uva, el Jarritos. Si no les gusta el lugar, nomás espérense a que lea y nos vamos al Jarritos a seguirla. 

¿la hora? Mi invitación decía que a las 7, la invitación de Facebook dice que a las 6:30 y como no sé ni a quien creerle, mejor lleguen después de las 7, y seguro me encuentran de loca.

La antología, si quieren comprarla, costará $100.00 pesitos y estarán autores muy variados. 


Y creo que de momento es todo. Voy a comer. Hay sopa de milpa, salpicón y tacos de bistec. También hay pan árabe, hummus, y té negro helado, cortesía de Bicho.

Agur.
 

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